domingo, 3 de marzo de 2019


¿Deben los cristianos estar deprimidos?
En 1 Reyes 19 el profeta Elias combate la idolatría del pueblo de Israel y del rey Acab. En este pasaje vemos como después de que Elías regresa a ver al rey Acab, se enfrenta con los 400 profetas de Baal y ora para que haya lluvia después de tres años de sequía. Probablemente Elías se encontraba agotado espiritualmente. Fueron grandes los milagros realizados, las señales desplegadas pero tuvo una prueba más que fueron las amenazas de la reina Jezabel:
 “Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.”1 Reyes 19:2
Él cansado huye al desierto y con fuerte angustia y depresión le pide a Dios: “Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.” 
1 Reyes 19: 4
Posteriormente, Dios le envía un Ángel que le da de comer y le fortalece. Después Dios le envía hasta Horeb y le muestra señales, le vuelve a fortalecer y le habla dándole instrucciones.
Otro pasaje que nos muestra tristeza y depresión lo encontramos en Jesucristo antes de ser prendido por los judíos. La Palabra en Hebreos 4:15 nos enseña como Jesucristo padeció como hombre “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Él también tuvo momentos de gran angustia como los humanos tenemos en algún momento de nuestra vida, pero en el caso de Él vemos que la situación fue de extrema tribulación. El pasaje bíblico Mateo 26:36-46  nos muestra como después de la última cena, y al saber que iba a ser entregado por uno de sus discípulos cercanos y prendido por los judíos, Jesucristo se encontraba muy triste y angustiado.
“Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” Mateo 26:37-39
Pero puede apreciarse como tanto en el pasaje de Elías como en el de Jesucristo la actitud que tomaron ante su situación de tristeza, angustia y depresión fue la de orar a Dios. Ambos se encomendaron a Dios. Sin embargo, cuando uno no tiene a Cristo en su corazón las salidas ante las tristezas y angustias suelen ser muy dispares, desde vicios hasta malas compañías que en vez de fortalecer a la persona la debilitan aún más.
ORACIÓN EN MOMENTOS DE ANGUSTIA
En el libro de Salmos encontramos numerosos ejemplos de cómo poder orar y pedirle a Dios en momentos de angustia. Leer Salmos 31, 42, 51, 55 y 109. Algunos ejemplos los tenemos en los siguientes versículos:
Salmos 31:9 “Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.”
“Jehová, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor. No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare. Porque mis días se han consumido como humo, Y mis huesos cual tizón están quemados.” Salmos 102:1-3 
“¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” Salmos 42:5 
“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.” Salmos 55:22
CONCLUSIÓN
Si en algún momento pasas por pruebas o dificultades que te hagan sentir triste o deprimido, refúgiate en el Señor Jesucristo, canta alabanzas, deja tus cargas y preocupaciones al Creador y verás como a su tiempo dará la salida.

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