¿Deben los cristianos estar deprimidos?
En 1 Reyes 19 el
profeta Elias combate la idolatría del pueblo de Israel y del rey
Acab. En este pasaje vemos como después de que Elías regresa a ver al rey
Acab, se enfrenta con los 400 profetas de Baal y ora para que haya lluvia
después de tres años de sequía. Probablemente Elías se encontraba agotado
espiritualmente. Fueron grandes los milagros realizados, las señales
desplegadas pero tuvo una prueba más que fueron las amenazas de la reina
Jezabel:
“Entonces
envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me
añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de
ellos.”1 Reyes 19:2
Él cansado huye al desierto y con fuerte angustia y depresión le
pide a Dios: “Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó
debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la
vida, pues no soy yo mejor que mis padres.”
1
Reyes 19: 4
Posteriormente, Dios le envía un Ángel que le da de comer y le
fortalece. Después Dios le envía hasta Horeb y le muestra señales, le vuelve a
fortalecer y le habla dándole instrucciones.
Otro pasaje que nos muestra tristeza y depresión lo encontramos
en Jesucristo antes de ser prendido por los judíos. La Palabra en Hebreos 4:15
nos enseña como Jesucristo padeció como hombre “Porque no tenemos un
sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que
fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Él
también tuvo momentos de gran angustia como los humanos tenemos en algún
momento de nuestra vida, pero en el caso de Él vemos que la situación fue de
extrema tribulación. El pasaje bíblico Mateo
26:36-46 nos muestra como después de la última cena, y al saber que
iba a ser entregado por uno de sus discípulos cercanos y prendido por los
judíos, Jesucristo se encontraba muy triste y angustiado.
“Y
tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a
angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste,
hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se
postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí
esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” Mateo
26:37-39
Pero puede apreciarse como tanto en el pasaje de Elías como en
el de Jesucristo la actitud que tomaron ante su situación de tristeza, angustia
y depresión fue la de orar a Dios. Ambos se encomendaron a Dios. Sin embargo,
cuando uno no tiene a Cristo en su corazón las salidas ante las tristezas y
angustias suelen ser muy dispares, desde vicios hasta malas compañías que en
vez de fortalecer a la persona la debilitan aún más.
ORACIÓN
EN MOMENTOS DE ANGUSTIA
En el libro de Salmos encontramos numerosos ejemplos de cómo poder orar
y pedirle a Dios en momentos de angustia. Leer Salmos 31, 42, 51, 55 y 109.
Algunos ejemplos los tenemos en los siguientes versículos:
Salmos 31:9 “Ten
misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; Se han consumido de
tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.”
“Jehová,
escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor. No escondas de mí tu rostro en el
día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que
te invocare. Porque mis días se han consumido como humo, Y mis huesos cual
tizón están quemados.” Salmos 102:1-3
“¿Por
qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque
aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” Salmos 42:5
“Echa
sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al
justo.” Salmos 55:22
CONCLUSIÓN
Si en algún momento
pasas por pruebas o dificultades que te hagan sentir triste o deprimido, refúgiate
en el Señor Jesucristo, canta alabanzas, deja tus cargas y preocupaciones al
Creador y verás como a su tiempo dará la salida.
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