No hay que pensar más de lo que esta escrito. 1 Corintios 4:6
La pregunta típica de muchas
personas es: ¿si el apóstol Pedro fue casado ya que la Biblia dice que Jesús le
sanó a la suegra, por qué razón los sacerdotes católicos romanos no se pueden
casar hoy en día?
Y la respuesta hay que buscarla en la historia, mas no en la
Biblia, pues por el contrario la Biblia previene a los cristianos de aquellos
grupos que se apartarán de la sana doctrina y profesando ser muy consagrados
llegaran al extremo de prohibir el matrimonio y ciertos alimentos que se pueden
tomar simplemente bendiciéndolos con acción de gracias al Señor.
La Biblia no sólo muestra a varios apóstoles casados, incluyendo
al mismo Pedro, sino que la historia también presenta a muchos papas de la
iglesia católica y a sacerdotes unidos en matrimonio y con hijos.
En Francia por ejemplo, en el siglo VII, la mayoría de los
sacerdotes eran casados. En el siglo VIII San Bonifacio informa al papa que en
Alemania casi ningún obispo o sacerdote era soltero.
Pero se le ocurrió al papa Gregorio VII, mejor conocido como
Hildebrando, en el 1074, ordenar que el celibato, que hasta entonces era
opcional, se volviera obligatorio.
Por ello en 1095 El papa Urbano II hace vender a las esposas de
los sacerdotes como esclavas y abandonar a sus hijos.
Finalmente en el año 1123, en el Concilio de Letrán, se decreta
que los matrimonios clericales no son válidos y se reafirma la exigencia del
celibato para el sacerdocio.
Pero a pesar de ello en el siglo XV todavía el 50 por ciento de
los sacerdotes católicos eran hombres casados y aceptados por la gente.
¿Manda la Biblia no casarse? Nunca, al contrario, recomienda que
el obispo sea marido de una sola mujer, lo cual significaba que en esa época,
en que se acostumbraba en oriente que un hombre pudiera tener varias esposas,
él podía ser aceptado en la congregación, aunque no podía aspirar a ser parte
del cuerpo pastoral de su iglesia.
Es aquí donde conviene recordar las palabras del apóstol Pablo: “no piensen más allá de lo que está
escrito”.
Otras versiones dicen: “no se pongan a enseñar y a hacer más
de lo que dice la Biblia”.
En palabras actuales sería: “no sea ni fanático ni extremista, no
exagere, enseñe sólo lo que dice la Biblia, no le agregue más de la cuenta”.
Y este consejo hay que aplicarlo en muchas áreas de la vida
cristiana.
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