La fe, el titulo de
Propiedad.
En
la versión Reina-Valera de la Biblia, Hebreos 11:1 dice: «Es, pues, la fe la
certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve». Ahora bien, la
palabra certeza que figura en este versículo en castellano es
traducción del vocablo griego hypóstasis. Hace cientos de años, cuando se
tradujo el Nuevo Testamento del griego a distintas lenguas, la palabra
hypóstasis planteó un dilema. Parecía ser un término administrativo que no se
utilizaba en la literatura clásica griega.
Todo
lo que lograron dilucidar por entonces los estudiosos es que se trataba de algo
bastante concreto, por lo cual el término fue traducido por palabras como certeza,
garantía y otras. Mucho más
tarde unos arqueólogos descubrieron en el norte de Israel las ruinas calcinadas
de una vieja posada. Allí encontraron un cofrecito de hierro que
contenía valiosos documentos, a nombre de una dama de la nobleza romana que había
comprado tierras y propiedades en Israel. Resulta que casi todos los
encabezamientos de los documentos decían a
grandes letras: «Hypóstasis». Eran los títulos de propiedad de sus tierras.
Quizás aquella dama romana nunca había visto sus propiedades en Israel, pero
sabía que eran suyas y lo podía probar, toda vez que tenía en su haber los
títulos de propiedad.
¿Qué es, pues, la fe? El título de
propiedad. Conociendo el significado original de la palabra, ese versículo de
la epístola de Pablo a los hebreos podría lícitamente traducirse: «La fe es el
título de propiedad de lo que se espera».
Si
has pedido algo al Señor y no te parece que te lo haya concedido, no te
preocupes. Si tienes verdadera fe, en tus manos está el título con tu nombre
estampado en él. Lo que has pedido ya es tuyo, y a la larga llegarás a verlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario